El asombro

No se trata de acertar. Alimentar el ego estéril, el tonto “cuanto sé”. El Tarot es un camino de autoconocimiento. Para quien se consagra a él. Y una propuesta para quien consulta. Lleva años de estudio y prácticas. Aperturas. Técnicas que se orientan al crecimiento de la intuición. La integración de diversos saberes. 

El Tarot implica la responsabilidad que demanda el Servicio, el ayudar al otro. Ética. Discreción. Cuidado, belleza y simpleza en el discurso. Responder lo único que debe ser respondido. Forjar una apertura de Tarot es ofrecer un espejo. Que colaborará con el consultante para que descubra algo propio; a veces se consumará y a veces no, dependerá de su receptividad y apertura. 

Siempre se lee en el presente. Lo único real que da cuenta de la causa o el efecto que transita el consultante. También es importante contar con guías, aquellas que por experiencia y sabiduría saben más que nosotras. 

La lectura de una tarotista no es la verdad, las verdades habitan en la interioridad del consultante. Podemos leer mal, regular, muy bien, siempre es esencial advertir que el error es una posibilidad. Tan humana como en cualquier disciplina. De talentos que aparecen o se esconden, como en cualquier arte. 

También es vital recordar que se sabe poco, la peregrinación es interminable, repleta de peligros, perlas, transformaciones. Fuerzas que nos brindan los Arcanos, entidades vivas, aliados en la introspección y las situaciones que atraviesan nuestra vida. 

Se sabe poco, las puertas del templo son angostas, y la Sacerdotisa nos confirma que ser aprendices es nunca perder el asombro.  










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Quizá

Soy la misa de tus olvidados
el trueno temeroso de su voz
un as que se repite en mis ensoñaciones
y cae
verbo en tiempo pasado
huesos que no saben hasta dónde
un ritual y un santo huidizo
pueblo sin aguas ni cantos
filos atómicos en cada fragmento
de un relato
de mí misma.











Carta 18, La Luna

“Vamos a mecernos 
bajo la luz de la luna, esta solemne luz de luna”.
-David Bowie-

Virgen María la consideran los cristianos. Coyolxauhqui la llamaban los aztecas. Los griegos le dicen Selene. Nosotras la llamamos Hécate. Un perro y un lobo le aúllan. Más allá las dos torres, como límite del mundo material. Estoy entrando en el sueño. Desde el estanque, un cangrejo viene hacia mí, al camino iluminado por la piel de la Luna. Luminaria receptiva. Poética y salvaje. Fecunda y nutricia. El cangrejo hace referencia al signo de Cáncer, regido por la dama, también sugiere el inconsciente. Gotas van hacia ella. Como la luz del Padre Sol. Luz que recibe y refleja en rayos rectos. Pero su luz es fría, a veces peligrosa. En la noche todo se ve diferente. Sólo Nicodemo, quien no sabía cómo nacer de nuevo, fue a ver a Jesús en la oscuridad. Además, Jesús fue encarcelado por la noche. Camino hacia el estanque, recuerdo que en Génesis “el Espíritu de Dios se movía entre las aguas”, es mi cara la que veo reflejada cuando observo el agua y es mi cara reflejada cuando observo la Luna. Mis temores. Mi confusión. También mi ciclo y su semejanza. Mareas que suben y bajan. Crecimiento de rosas y de gatos negros. Es su fuerza de gravedad. Su influjo. Sus surcos y cráteres. Movimientos y fases. Ante mí la Luna llena y su magia. Bestias en comunión. Párpados bendecidos con plata. Trovadores y videntes. Lunáticos y soñadores. Acuario es el signo vinculado a la Luna. 18 es el número del camino de los sentidos internos. Si me adentro en ella, me adentro en mí misma. La luz, reflejo del alma, llega codificada. Y la Luna sabe ocultar intensiones, enemigos, maleficios. Pero no ahora, mi Luna noble, grande en tu gesto de mostrarse a todos. Estoy despierta en el sueño. Sensible. El cangrejo no puede herirme. Ni el pasado y su nostalgia. Siento el calor que se parece al hogar. Mi emoción es incapaz de arrasarme. Puedo Ver. Siento mis ovarios, mi sagrada feminidad. Madre, me estoy pariendo.  












Guinea Pig Yo

No sé cómo llegué. No entiendo. No sé quién es. Trae la comida, cura mi piel, atento siempre al agua. Es el hombre que me observa con ojos húmedos, despiertos. Él me acaricia. Nos besamos. Se pulveriza en mi cuello, mis pechos, mi ombligo. Pero sé: la muerte avanza. Mis escamas multicolores se marchitan, desde mi vientre hasta las aletas un dolor punzante, rígido. El mar antiguo, mis hermanos peces, mi canto oxidado. Sé. Me estoy transformando en ser humano.

















3
Dijo Jesús: "Si aquello que os guían os dijeran: Ved, el Reino está en el cielo, entonces las aves del cielo os tomarán la delantera. Y si os dicen: está en la mar, entonces los peces os tomarán la delantera. Mas el Reino está dentro de vosotros  y fuera de vosotros. Cuando lleguéis a conoceros a vosotros mismos, entonces seréis conocidos y caeréis en la cuenta de que sois hijos del Padre Viviente. Pero si no os conocéis a vosotros mismos, estáis sumidos en la pobreza y sois la pobreza misma".

(Evangelio según Tomás)








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